Dice la leyenda que para que un bluesman pudiera sacar las mejores notas de su guitarra, debía pasar una noche sin luna en algún cruce de carreteras perdido, de los muchos que hay en el delta del río Mississippi. Durante esa noche, el demonio en persona afinaría sua guitarra para que ésta sonara de tal manera que ningún humano pudiera evadrse de su hechizo, asegurando la fama y éxito a su poseedor.